jueves, 28 de mayo de 2020

El mejor club (2/9)


   Minutos antes de su pelea, Jorge ensayaba ante una pera de boxeo, como era un hombre pesado su golpes hacian fuerte eco al estrellar sus puños en el material. Estaba acompañado por un viejo amigo y conocido del blog se trataba de Erick, que de vez en cuando desviaba su vista a la entrepierna del luchador del club Ámbar, los genitales del varón parecía un grueso chorizo guardado en su pantalón corto. 

   —Estoy preocupado, huevón —decía el hombre resbalando sudor por su moreno rostro—. El club Ámbar siempre ha sido de lo peor en la empresa, muchas veces nos han eliminado en la temporada regular. Esta vez quiero que todo sea diferente. 

   —Tú eres bueno —alegó Erick—, te conozco desde siempre. Como vecino eres genial. 

   —Quiero llevar al equipo a la cúspide. 

   —Hostia, majo, si te propones algo puedes lograrlo —afirmó Erick—. Me has dicho que has entrenado mucho. Y te veo estupendo. Serás el ganador. 

   —Gracias. 

   —Joder, será mejor que me vaya. No voy a entretenerte más, la pelea ya va a iniciar y no me la quiero perder. Te deseo buena suerte, chaval. 

   —Gracias —Erick le dio unas palmadas en la espalda—, a propósito, Erick, ¿cómo has entrado a esta área? 

   Erick sonrió y le mostró la tarjeta que daba acceso al gimnasio del club Ámbar. 

   —Se la he hurtado momentáneamente a Pablo —Erick se rio—. Voy a correr a su oficina a dejarlo en el escritorio antes de que me pille. 

   Jorge se rio y detuvo su fase de entrenamiento. 

   —¿Mucha confianza con el jefe? 

   —Sí, soy uno de sus mejores amigos. 

   —¡Ah! 

   —Mucha suerte —dijo Erick. Y abandonó el recinto. 

   Nicolás, el luchador del club Amatista que se enfrentaría a Jorge, también estaba recibiendo presión de parte del director del club. Ambos club tenían pocos seguidores por sus constantes derrotas en temporadas regulares. Aquella múltiple batalla de clubes inédita representaba un renacer para Amatista. 

   Nicolás era rubio, bien parecido y fuerte. Iba a luchar con una trusa negra. Daría el todo por el todo para ganar los tres puntos iniciales. 

   La expectativa para la presentación de aquella batalla de esa noche representó frías reacciones para la asistente fanaticada. Pablo estaba preocupado por las pocas ventas de entradas. 

   —Ya relajate —dijo David, sentado a su lado. 

   —¿Qué pasa si mi gestión se va a pique? 

   —Si te caes, te sacudes el polvo y sigues caminando. 

   Pablo afirmó con la cabeza, le guiñó un ojo y se preparó para disfrutar la pelea, lo acompañaban también Israel y Marcos Chacón. 

   Simón hacía su presentación ante las cámaras. Saludó a los espectadores hizo un breve resumen de la temporada y presentó a los luchadores. Jorge hizo su debut flexionando los bíceps mientras un juego de efectos pirotécnicos iluminaban su caminar. Nicolás saludó a la audiencia con un video de sus luchas y la canción American Idiot de Green Day pues era aficionado a ese equipo musical. Subió al cuadrilátero y agitó los brazos, seguido trepó a la cuerda superior donde sonrió a la audiencia, lamentablemente fue tomado por sorpresa por Jorge. 

   Cuando Nicolás se volvió para bajarse, escuchó los pasos de Jorge y ya era tarde. 

   La campana también sonó. 

   ¡Jorge golpeó sus enormes puños contra los costados de Nicolás, obligándolo a bajarse confundido!

   —¡UNGH! —gimió Nicolás, sintiendo la fuerza del impacto.

   Jorge puso una mano en el hombro de Nicolás y envió tres sólidos rodillazos a los testículos del varonil luchador Amatista.

   El experimentado luchador lo soltó. Sin Jorge para mantenerlo estable, Nicolás se dobló adolorido y cayó al suelo, gimiendo de dolor. Luchó por recuperar sus fuerzas a pesar de las palpitaciones que salían de sus grandes bolas, en aquel momento Jorge se pavoneaba ante el público. 

   El luchador de Ámbar afirmaba poses de triunfo. 

   Nicolás sacudió la cabeza y levantó su fornido cuerpo.

   —Urgh... Ámbar de mierda... — comentó, mirando con aborrecimiento a la bestia musculosa ante él.

   Jorge le giñó un ojo a Nicolás y le mostró sus bíceps dotados de músculos.

   Nicolás se levantó, palpó sus testículos una última vez y asumió una postura de pelea. Corrió hacia adelante y lanzó una serie de golpes en los abdominales de Jorge!

   ¡Golpeó una y otra vez, castigando a Jorge!

   —¡GRUUH! —rugió Jorge, soportando la ira del muchacho del club Amatista.

   Nicolás golpeó a Jorge con fuerza en el estómago, haciendo que se doblara. Cuando lo logró, ¡lo golpeó en la mandíbula con su rodilla!

   Jorge gruñó con cada embestida que recibió. El mundo a su alrededor comenzó a desdibujarse: ¡sabía que tendría que actuar rápido o sería sometido y perder los tres puntos!

   ¡Pero fuerte y temible como era, la ofensiva ciega de Nicolás lo dejó débil!

   ¡Jorge aprovechó una oportunidad, que podía ser la única, y agarró a su contrincante con un firme apretón!

   Nicolás se quedó aturdido por un momento, sin darse cuenta de lo que iba a suceder.

   ¡Jorge gruñó y apretó los costados del miembro Amatista, levantando su cuerpo del suelo!

   ¡¡¡Jorge giró de lado el cuerpo de Nicolás en su poderoso agarre y saltó!!
Bodyslam

   ¡El joven gritó de miedo cuando el poderoso capitán del club Ámbar lo llevó al suelo en un aplastante bodyslam!

   ¡Nicolás recibió la mayor parte del impacto cuando Jorge empujó su cuerpo contra la lona dura!

   Jorge flexionó sus músculos cuando Nicolás gritó y contuvo su dolor de espalda. Le dio la vuelta y, después de apuntar con cuidado su enorme pie, dio un pisotón devastador al torso de Nicolás.

   Jorge sentó su pesado cuerpo sobre la espalda de Nicolás, ¡clavándolo al suelo!

   Aunque rápidamente se dio cuenta de que era imposible, Nicolás luchó para escapar del doloroso agarre.

   Jorge golpeó sus nudillos una y otra vez contra el cuerpo de su joven retador que gemía.

   Dominar a ese muchacho hizo que su polla se elevara y se hinchara. Con cada golpe, el miembro del luchador del club con la piedra amarilla se balanceaba, arrojando su presemen a la truza.

   Finalmente, incapaz de resistir más, ¡Nicolás gritó su rendición!

   —¡Me rindo...!

   ¡Pero Jorge no podía oírlo por el sonido de sus propios gruñidos!

   —¡ME RINDO! —Nicolás gritó a todo pulmón, con la esperanza de que el ganador se detuviera. 

   Nicolás se derrumbó en el suelo y gimió sobre la lona. Se sentía humillado, eran constantes la derrota del club Amatista, le había llegado el rumor que de haber más iban a suprimir el equipo. 

   ¡Mientras su mente divagaba en la eliminación, podía sentir a Jorge flexionar su poderoso cuerpo sobre el suyo!

   Jorge rugió cuando se apoderó de la victoria. Los tres puntos eran para él. 

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