—¿Me puedes explicar cómo es el ranking de luchadores? ¿Por qué estoy de tercero con dos puntos y no con tres?
Andrés y Sergio estaban en la oficina del Club Rubí, el segundo sostenía una tablet en su mano mientras Andrés a su lado en el sofá de cuero exigía una explicación.
—Te explico, si ganas un combate por eliminación ganas tres puntos como ocurrió con Salem y Diego, si resultas perdedor obtienes sólo un punto y en tu caso por ganar un show especial obtienes dos puntos.
—¿Y por que el sistema de puntuación por show es tan injusto si la empresa lo valora como algo especial?
—Debe ser por cuestión de marketing, la obligas a gastar una millonada para pagar al ganador. Al final el Club que elimine a otro los 3 mejores luchadores de ese Club tienen un pago extra, después de todo la empresa nunca pierde.
—¿Qué ocurre si el Club Rubí se gana el mes de febrero?
—Se voltea la tortilla, es decir nosotros salimos de la zona roja y entran en ella los de Zafiro si nosotros ganamos marzo lo eliminamos de la categoria 5.
—Wow, es todo un problema esto.
—Al final es entretenido. El año pasado nosotros y Zafiro ganábamos los diferentes meses, por eso nuestra guerra se ha extendido.
La puerta fue abierta dando paso a Adalberto acompañado por Nick y Alan. El director del club saludó a los muchachos y se quedó mirando a Andrés con los ojos llenos de brillo:
—Muchacho, quiero volver a felicitarte, esta vez en persona. Me sorprendiste la última semana de enero con el enfrentamiento. Lo hiciste soberbio y me diste esperanza con este club. Lograste que perdonara a este par de inútiles —Nick y Alan hicieron sonrisas incómodas—, estamos en febrero con una oportunidad nueva de levantarnos y poner el juego a nuestro favor, la tabla con tu tercer lugar se pinta de rojo gracias a ti —dio un fuerte abrazo amistoso al joven Andrés que lo recibió con orgullo—. ¿Cómo pintan las apuestas, Sergio?
—¿Ah, sí? Demos a conocer a nuestro luchador que defenderá el honor del club esta noche.
—¿Quien es? —preguntó Andrés—. Todavía falta Asad por llegar.
—Oh, no —negó con el dedo Adalberto—. El turco me llamó esta tarde pidiendome la noche libre tiene a su hijo enfermo, espero que se mejore. Es una pena porque había pensado en él como candidato. Sin embargo mi esperanza se crece, los vi a todos entrenando duro durante los últimos días, quiero felicitarlos por eso, muchachos, eso demuestra entusiasmo y sé que no tendremos la mala suerte de enero. Sergio, quiero que seas tu el luchador de esta noche. Tengo mucha fe en ti.
Sergio lanzó un gran suspiro.
—Todos confiamos en el capitán —dijo con sarcasmo Nick había empezado a aplaudir. Todavía no le perdonaba su titulo robado—, el capitán es bueno.
Adalberto no le prestó atención pero Sergio se levantó del asiento orgulloso.
—Te juro que voy a ganar, Adalberto. Y recuperaré el honor del club para que eliminemos en definitiva a los imbéciles de Zafiro. Voy a cambiarme para que me evalúen.
Sergio buscó un bolso en su casillero y salió de la oficina.
Adalberto se sentó frente a la computadora y envió al departamento de internet los datos de Sergio para el sistema de apuestas. Tiempo después todos salieron de ahí y se fueron a Sala Caverna que era el lugar donde se transmitiría la pelea en grabación para televisión. Allá ya estaban los miembros del Club Zafiro que rieron con repugnancia.
El comentarista agregó las palabras iniciales explicando las circunstancia de cada club, después presentó a los luchadores por el equipo Zafiro iba Gabriel ataviado con ajustado jeans, franela blanca y chaleco negro.
—Parece que no tuviera más ropa ese sucio motociclista —comentó Alan burlonamente.
Antes de que el comentarista decretara el inicio del combate hubo una interrupción de parte de Cristóbal que subió al ring con micrófono en mano:
—Antes de que empiece el penúltimo encuentro de la temporada Rubí contra Zafiro quiero hacer un buen obsequio que sé que Adalberto lo va a agradecer profundamente —el aludido cerró los puños y cambió su rostro por un mal semblante—, por favor muchachos saquen los regalos —los miembros del Club Zafiro buscaron bajo su mesa distintos productos de limpieza: jabón, cloro, desinfectante, jabón en polvo de manera burlona lo trasladaron a la mesa del equipo Rubí donde fueron ignorados por sus integrantes—. Ahora, Adalberto, ¿tú te preguntarás por qué yo te he hecho tan honorable obsequio? ¿Cierto, Adalberto? Dime……… ah, ¿no contestarás?……… bueno, está bien te lo diré sé que mueres por saberlo. Es para que limpies tu club a finales de mes, después de que nosotros los eliminemos. Créeme, Adalberto, tienes que aplicar una limpieza profunda para quitar tan mala suerte y tanta mierda junta —el público que los apoyaba se reía al igual como lo hacía el equipo Zafiro de una manera despectiva e hiriente. Cristóbal mostró una sonrisa socarrona y bajó del ring.
Adalberto apretó el puño y agarró un envase de desinfectante, lo lanzó al aire en dirección a la mesa de Zafiro. El envase pasó por encima de sus cabezas donde se estrelló y partió. Aquello incrementó las risas en el equipo que iba ganando.
—Ya cálmate, Adalberto —pidió Nick ayudando a sentar al director.
—¡Lo odio! Sólo espero que Sergio gane y ese huevón se meta las palabras por la raja.
En pocos segundos se decretó el inicio del combate.
Los dos hombres se miraron el uno al otro, evaluándose para tantear sus debilidades a golpear.
Los hombres se abalanzaron uno sobre el otro. Gabriel parecía estar desprevenido, permitiendo que Sergio lo dominase al envolver uno de sus brazos alrededor de la cabeza, instintivamente el motociclista luchó por liberarse de la cerradura, pero Sergio apretó su agarre haciendo que Gabriel perdiera su estabilidad e intentara por recuperar el equilibrio por lo que sus piernas se movían dejándolo vulnerable en una zona. Al ver sus piernas separadas Sergio lo soltó del cuello e inmediatamente lo pateó en las bolas. Gabriel gruñó, aturdido por el ataque sorpresa pero dominado por el terrible dolor que inundó todo su cuerpo. Retrocedió algunos pasos encorvado y agarrándose los cojones. Sergio saltó en el aire clavando un puñetazo en la espalda de Gabriel.
Sergio sonrió saboreando la victoria, tenia a Gabriel de cuclillas en el suelo cubriéndose con una mano las bolas. Sergio se paseó por la arena saludándo y pavoneándose con el público. Mientras tanto Gabriel seguía en el suelo gimiendo, todavía acariciando sus testículos pateados, su rostro revelaba auténtico dolor.
Sergio aceptó los gritos de Adalberto "Ve y acaba con él, derrótalo" y se acercó a su rival preparándose para otro ataque. Cuando estuvo listo pateó en las costillas al motorizado. Gabriel gritó y cayó de lleno al suelo.
Sergio rió y se inclinó sobre su enemigo, podía imaginarse siendo el ganador del combate y regresando el honor a su club. Luchó con Gabriel, apartando lentamente las manos de sus testículos hasta que sus propios dedos se cerraron alrededor de las suaves y carnosas gónadas.
Gabriel gritó desesperadamente mientras Sergio cerraba sus manos alrededor de su huevos como si se tratase de un alicate. Como un último y repentino recurso Gabriel cargado de miedo y desesperación plantó un puñetazo en el ojo derecho de Sergio.
El luchador echó la cabeza para atrás con el impacto y retrocedió sorprendido. Sintiéndose dominado por la adrenalina Gabriel desde el suelo clavó una patada en la espinilla derecha de Sergio. Un nuevo golpe de dolor explotó en el cuerpo de Sergio. Gabriel rápidamente siguió el ataque y barrió las piernas de Sergio haciendo que se estrellase en el suelo. Aquella caída fue tan rápida que a Sergio no le dio tiempo de cubrirse por completo la cara por lo que se pegó en la frente.
Gabriel se puso de pie de un salto y miró fijamente al cuerpo de Sergio que seguía lamentándose por el golpe, lo agarró por el hombro y lo levantó de un tirón para despues arrojarlo contra las cuerdas.
Gabriel corrió a toda fuerza contra Sergio y su rodilla colisionó contra las grandes bolas del miembro Rubi. Una corrientazo de dolor explotó desde su ingle, sus ojos se llenaron de lágrimas y su mirada se perdió en el aire. El rodillazo chocó contra los objetivos una segunda, tercera y cuarta vez. Las gónadas de Sergio fueron golpeadas en su cuerpo. Cuando se separaron de él, Sergio se desplomó en el piso con las mano en sus huevos y el trasero levantado.
Gabriel cayó sobre él y le aplicó una fuerte llave, el árbitro se acercó a ellos e hizo el conteo final, una vez más el Club Zafiro se hacia con la victoria.
Los ánimos estallaron desde la mesa azul principalmente las carcajadas provenían de Cristóbal que gritaba que en pocas semanas iniciaría una nueva temporada.
Gabriel balanceó con orgullo el Cinturón de Honor cuando le fue entregado. Por una semana más se quedaba en su casa. Las palabras del comentarista fueron ahogadas por un grito denigrante de Gabriel:
—¡Adalberto limpia tu mierda que estás cagado!
Instantáneamente las burlas resonaron desde la mesa del Club Zafiro. Adalberto gruño y agarró el micrófono sobre su mesa, los miembros de su equipo no pudieron evitar calmarlo.
—¿Te crees muy rudo, eh, Cristóbal? ¿Qué te crees? No eres más que un resentido social que apenas estás viendo dinero. ¿Te crees muy fuerte sólo por una pequeña racha de luz y buena suerte? ¡Por favor! Jajaja. ¡Te reto, te reto a ti al próximo combate y lo ganaré y te haré meter ese jabón por la boca, cretino!
Rápidamente Cristóbal agarró el micrófono y de forma exasperada gritó:
—¿Sabes qué, idiota? Acepto, acepto el desafío contigo y te patearé el culo directo a la categoría 1, de donde nunca debiste salir con tu equipo de las rubíes.
Alan murmuró cerca de Andrés:
—Adalberto se está arriesgando mucho. Se está jugando el todo por el todo. Es nuestra última oportunidad. Guerra de titanes, el que gane regala automáticamente 4 puntos en la tabla de posiciones a todos los miembros de su club.
El comentarista cerró el encuentro:
«Y con este drástico giro de acontecimientos tenemos la próxima semana un escenario impactante. Guerra de titanes, una lucha entre directores: Adalberto del Club Rubí busca salvar su equipo en la última oportunidad contra Cristóbal del Club Zafiro. Los esperamos la siguiente semana con esta gran decisión».
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