martes, 21 de febrero de 2017

Fortalecimiento de huevos

I


   Nick bajó por la avenida e ingresó al estacionamiento donde Cristóbal el jefe del Club Zafiro lo había ingresado. El hombre caminó por el largo pasillo y se escontró con el rubio director usando el celular arregostado en su camioneta.


   —Ah, llegaste —le dijo, guardó el objeto en su bolsillo y lo saludó con un calido abrazo y un apretón de manos—. ¿Cómo te va, Nick? ¿Ahora qué planeas hacer ya que hemos  eliminado tu equipo de la categoría 5?


   —Luchar para   salir de forma rápida de la categoría 1 —indicó seriamente Nick (aunque dispuesto a aceptar el ingreso a su club si Cristobal se lo pedia)—. Y ver como el Club Diamante que ingresará por nosotros los elimina.


   —¿Diamante? Jajaja. No lo creo, Ali tiene luchadores fuertes pero se desgastarán… así como les pasó a ustedes que necesitaron renovarse.


   —Al grano, Cristóbal, ¿para qué me llamas?


   Cristóbal sonrió a gusto.


   —Quería hablar contigo, conocer tu posición.


   —¿A qué te refieres, Cristóbal?


   —¿Por qué te quitaron el puesto como capitán del equipo Rubí? Eres un guerrero letal y Adalberto está orgulloso de ti.


   —En esos dias Adalberto estaba muy estresado —respondió Nick—, nunca antes habiamos tenido tantas derrotas seguidas, como ya sabías antes ganabamos un mes y perdiamos el otro pero no en derrotas consecutivas por semanas y aquello malhumoró a Adalberto, prefirió castigar mi primera derrota en la temporada quitandome el puesto de capitán.


   —¿Y eso te molestó?


   Cristóbal sonrió mostrando los dientes:


   —Sí estuve molesto con Sergio pero ya recien nos volvimos a hablar el fin de semana en el gimnasio de la empresa, seguramente eso forma parte de la renovación como tú indicas y Sergio es tan buen líder como yo.¿A dónde quieres ir, Cristóbal? Siento esta reunión innecesaria.


   —¿Innecesaria? Oh, no, no. Yo quiero hacerle una despedida a Adalberto pero contigo.


   —¿Conmigo no entiendo?


   Cristóbal rió con fuerza mientras Nick recibió un duro golpe en la nuca que lo hizo caer inconsciente al suelo.


II


   Adalberto se había recuperado del hueco emocional sufrido con la derrota del pasado miércoles en la Guerra de Titanes. Aceptó la eliminación de su club de la categoría y afirmaba que pronto recuperarían su puesto en la empresa.


   Estaba en su oficina junto a Andrés y Alan, los escuchaba hablar de trivialidades mientras usaba el computador.


   —Andrés, ¿viste el resultado de la tabla de posiciones? —le preguntô.


   —Sí, me decepcionó. Los 5 primeros lugares de azul. Fui el único rojo que acumuló mas de un punto en la temporada.


   —Sí y siendo así es bueno para ti y para la empresa —explicaba Adalberto—. Al ser el único que cerró con puntos te toman en cuenta como el luchador más destacado del Club Rubí.


   —Oh, vaya. ¿Y me pagarán por eso?


   —No, ya no recibirás más dinero hasta marzo cuando ganemos la categoría 1.


   —Eso espero la única ganancia que vi estos meses fue la Batalla Millonaria, aún puedo vivir con lo que ganamos.


   En ese momento el celular de Adalberto sonó con una video llamada entrante.


   —¿Y este cretino para qué me está llamando?


   —¿Quien es? —quiso saber Alan.


   —Es Cristóbal —respondió Adalberto.


   —No le contestes.


   Sin embargo Adalberto no escuchó y contestó la llamada diciendo una mala palabra.


   —Amigo, perdedor —lo saludó Cristóbal sonriendo a la cámara de su celular—, espero que ya no sigas llorando por tu derrota y por tus huevillos. ¡JAJAJAJA!… Hey, no no cierres. Quiero que veas algo.


   —¿Qué quieres, idiota?


   —Me emociona mucho que estes sentado porque cuando veas lo que te tengo te vas a desmayar. Pero quiero que sepas que lo hago por tu bien. La próxima semana inicias en la categoría de perdedores y quiero fortificar a tu mejor luchador, sí, ya sabes a quien me refiero, a Nick.


   —¿Qué le hiciste a Nick, maldito?


   —Nick es sumamente fuerte, una piedra en el zapato diría yo. Sin embargo yo te quiero ayudar, todavía recuerdo que a él era muy fácil inmovilizarlo con golpes a las bolas pero el condenado es fuerte. ¿Sabes qué quiero hacer? Fortificarle los huevos, porque todo hombre fuerte debe tener bolas de acero y no de cristal como ahora. Después de todo esto será todo un hombre y es para su bien.


   —¿Qué? ¡NICK, NICK! —gritaba Adalberto, sus acompañantes se situaron a su espalda observando el video.


   Nick estaba en una especie de galpón estaba ocupando una silla mientras cuatro hombres fuertes lo sujetaban por sus grandes y musculosos brazos. Nick tenía las piernas abiertas y al frente de ellas estaba una gran maquina.


   —Nick recibirá sobre sus bolas varias latas repletas de un líquido muy pesado —explicaba Cristóbal—, no te preocupes, Adalberto, esto es un regalo que te hago para que a tu mejor hombre no le jodan tanto las bolas, se las quiero poner fuertes.


   Nick estaba tratando inútilmente de soltarse del los varios hombres que le sujetaban, con miedo contempló como desde una altura considerable varias latas amenazaban con aplastarle los grandes testículos en su jeans.


   El grito que quería contener escapó con con una voz desaforada cuando una pesada lata se estrelló contra sus gónadas. Nick saltó en el asiento y los hombres que lo sujetaban rieron deleitados por los siguientes sobresaltos que el luchador dio sobre la silla cuando más latas golpearon su entrepierna.


   Tres latas cayeron de manera consecutiva en los cojones de Nick causandole un potente dolor. Cristóbal reía como algunos de los espectadores. No estaban seguros de lo que era más divertido, las sacudidas del cuerpo de Nick por las reacciones de el ante las latas estrelladas en su ingle o los quejidos que el pobre hombre escapaba de su boca.
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   —Adios —fue lo último que dijo Cristóbal antes de terminar con la videollamada.


   —Maldito va a joder a Nick —insultó Adalberto levantandose de la silla—. Lo voy a joder yo, ustedes quedense aquí para más información me contactan al otro celular.


   Adalberto salió de su oficina para hacer una búsqueda fallida de Cristóbal.


   En la actualidad Nick seguía sufriendo por las diferentes latas que caían unas tras otras sobre sus cojones.


   Cristóbal observaba como en cada momento se reanudaba el dolor en la ingle de Nick mientras se deleitaba con los gritos que aquel macho proclamaba. Desde lo alto chocó contra sus testículos dos latas que cayeron una tras la otra.


   Nick sentía como sus pelotas sufrían el daño pero no podía hacer nada, los hombres sobre sus hombros sujetaban sus fuertes brazos.


   —Basta, apaguen eso y vamos a la fase B.


   Los hombres obedecieron a las palabras de Cristóbal y apagaron la máquina. Levantaron al debilitado Nick y permitieron que el pobre luchador se acariciara sus adoloridas bolas, el hombre hacia múltiples gestos con el rostro amasando sus huevos.


   Seguidamente rompieron la camiseta del luchador, él intentó defenderse pero el número que estaba ahí presente lo superaban y tenían más energía acumulada.


   Minutos más tarde una foto llegó al celular de Adalberto. Alan y Andrés pudieron revisarla, tenía un mensaje de Cristóbal:


   Descarga de shock para los pectorales.


   En la imagen se observaba a Nick con el torso desnudo y par de cables conectados a sus tetillas estaba sufriendo descargas eléctricas.


   Cristóbal le tenía preparada una fase C al luchador del Club Rubí, para ello pidió a sus hombres que lo dejaran solo con Nick, al tenerlo en sus manos, le bajó el jeans y contempló su exquisita desnudez, una rica y larga polla acompañada de dos grandes testículos como naranjas. Agarró su pene y comenzó a masturbarlo. No se detuvo hasta ver regado por todo el abdomen del muchacho toda una descarga blanca y pegajosa de su semen.


   Lo liberó horas más tarde al anochecer cuando lo dejó inconsciente en una calle de la ciudad, el luchador tenía un fuerte olor a sudor y semen.

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