miércoles, 18 de enero de 2017

Rubi vs Zafiro: Nick vs Diego (2/3)

I

Cristóbal era el jefe y director del Club Zafiro, quien había resultado ganador la semana pasada poniendo en riesgo al Club Rubí, según las reglas de la empresa si durante dos meses consecutivos un Club obtenía la victoria automáticamente eliminaba de la categoría a su contrincante.

   Cristóbal rondaba los cuarenta y tantos años era atractivo y rubio. Vestía esa noche una franela azul, chaqueta de piel y jeans ceñidos aspecto que lo hacía lucir joven. Estaba en la oficina de su Club con paredes blanca, decoraciones azules y distintos trofeos, sobre su escritorio reposaba el Cinturón de Honor obtenido la semana pasada.


   —Tenemos que ganar hoy, muchachones —decía a sus miembros—, el último año nos fue difícil eliminar a las rubíes un mes ganaban ellos otro nosotros. Hoy me siento optimista. Tenemos que ganar para asegurar enero. Ni siquiera la batalla millonaria me interesa tanto, quiero la victoria de hoy a como dé lugar.


   —Es seguro que el caballo de batalla de Adalberto será Nick —opinó Gabriel, un joven guapo que manejaba una motocicleta—. Eso lo puedo jurar.

   —Yo también lo aseguro —afirmó Cristóbal—, Adalberto es muy predecible —posó su mirada en el pelirojo Salem—, mi amigo, eres muy bueno y no quiero desgastar tu imagen o energía para este mes. Hoy necesito a un luchador cuya presencia sea la necesaria para enloquecer a Adalberto apenas vea las apuestas cuando salga publicada en unos minutos.


   —¿A quien pondrás a luchar, Cristóbal? —preguntó Gabriel.

   Los ojos de Cristóbal se posaron sobre Diego, un hombre promesa de las peleas, su aspecto contagiaba temor y desconfianza. Años atrás había tenido problemas de delincuencia y drogas pero todo eso había quedado atrás. Diego estaba sobre una silla, era de tez blanca, cabellos desaliñados y castaños, usaba una camiseta y jeans.


   —El encuentro de hoy es importante para la empresa y nosotros —continuaba Cristóbal—, será transmitido vía internet y para televisión, se desarrollará en sala Estrella y el público está comenzando a llegar. El luchador que mantendrá el honor de nuestro Club esta noche serás tú Diego.


   —Para mí será todo un honor, Cristóbal —afirmó Diego sin demostrar emocion alguna.

   —Debes ser estratégico —afirmó Cristóbal—, no tengo dudas que Adalberto escogerá hoy a Nick y todos sabemos lo fuerte que es pero conocemos que su mayor debilidad —Cristóbal se apretó el bulto en su pantalón—…  son sus bolas. Nick las tiene de cristal así que ya sabes donde debes golpear.

II

   La sala Estrella era un iluminado estudio dentro del edificio de la empresa Gema ahí cabían decenas de personas que ya estaban aguardando por la pelea. El iluminado lugar tenía focos con potentes luces, grandes pantallas y la estructura necesaria para brindar eventos de altura. Allí ya estaban los miembro del Club Rubí.


   —Jefe, no te equivocaste —rió Miguel, el luchador más joven del Club Zafiro—. Adalberto nos envió a Nick.


   Encima del cuadrilátero estaba el alto y corpulento Nick, su espalda era ancha, llena de fuertes músculos y con piernas robustas. Vestía con un apretado calzón que apenas sostenía su pene y sus colgantes y grandes bolas.

   —La pelea será difícil —dijo con preocupación Cristóbal.

   El comentarista presentó a los competidores y varias de sus palabras resonaron en la cabeza de los allí presentes:


   «El Club Rubí viene con muchas ganas de arrebatar el Cinturón de Honor al Club Zafiro, que también nos envía su artillería pesada. Sí Rubí empata hoy veremos el próximo miércoles una lucha más para conseguir el ganador del mes, pero si Zafiro gana esta noche serán ellos los reyes de enero poniendo en un gran peligro de eliminación al Club Rubí».


   Diego ya estaba sobre el ring esperando el inicio decretado por el referí. Se había quitado la camisa y saltaba con los puños apretados mientras usaba su ajustado jeans.


   La pelea dio inicio.


   La sonrisa de Diego se volvió desagradable cuando su mirada se posó en la entrepierna de Nick. Los testículos del hombre parecían gordos y firmes iba a ser una delicia causarles daño.


   Los luchadores empezaron a rodearse, sin temor ni ansiedad. Las pelotas duras de Nick rebotaban a medida que se movía de un lado a otro mientras caminaba y daba vueltas.


   Nick hizo el primer movimiento.


   Al ser más alto que Diego, se precipitó sobre él y con buena precisión lo agarró de los hombros y lo arrojó al suelo. Diego reaccionó rápidamente dando un salto para ponerse de pie.


   Volvieron a dar vueltas. Cada uno manteniendo la guardia para protegerse del otro y llevar el honor a su Club. Entonces una ráfaga de puños y patadas iniciaron de parte y parte, el público estalló en gritos. Nick quería partirle la nariz a Diego, y Diego estaba dispuesto a acabar con Nick del cuello hacia abajo.


   Estaban tan cerca peleando que cada uno podía oler el olor corporal del otro, uno olía a cigarro y el otro a perfume caro.


   Un puñetazo a la cara, otro al estómago, uno nuevo a la mejilla, un gancho a la costilla, un puñetazo al pómulo, el bloqueo a un golpe al abdomen.


   Nick fue el primero en soltarse y lo hizo desviando un puñetazo que iba a su boca. Diego no se rindió y con maniática persecusión fue tras su presa. Pero Nick lo agarró del hombro con una mano, agarró el perineo del luchador con la otra y lo levantó en el aire antes de que lo golpearan en la espalda.


   Con una desastroza fuerza Nick arrojó sobre la lona a Diego que retumbo al estrellarse, el público gritó con alegria al igual que los miembro del Club Rubí.


   Diego estaba totalmente adolorido, con la espalda arqueada pues había absorbido el impacto del choque al piso. Nick se arrodilló entre sus piernas y aplastó con su grueso muslo el abultado escroto en el jeans del miembro Zafiro. Diego tosió de dolor. Nick lo miró con aire triunfal mostrando sus blancos dientes.


   Diego luchó para liberarse cuando Nick afincaba con fuerza la rodilla en sus grandes y gordas pelotas. Gimió, lamentándose por sus testículos adoloridos mientras el estomago le daba vueltas……… pero no pudo liberarse.  Nick lo inmovilizó con sus brazos.


   Cuando las cosas parecían perdidas, Diego levantó la cabeza con máxima velocidad y golpeó su frente contra la cara de Nick, sacándole sangre de la nariz. Nick gimió apartándose de Diego que se levantó y dio una patada al luchador Rubí en el estómago, empujándolo contra las cuerdas.
   Nick choco y se mantuvo acariciando su nariz manteniendo las piernas abiertas. Dejando a la vista una invitación abierta…


   Diego no esperó y se precipitó hacia adelante y pateando al hombre en la entrepierna tan fuerte como pudo. Sintiendo el par de gónadas ser aplastadas por la fuerza de su zapato.


   Nick era grande y fuerte, pero un sólo golpe a sus testículos lo dejaba inservible. Diego golpeó repetidamente sus cojones. Y con la cuarta patada, las manos de Nick detuvieron su pie y con fuerza bruta se aferró a la pierna de Diego y la retorció, derribando al luchador a un lado. Nick gruñó y tambien cayó adolorido y debilitado al piso arrastrandose y agarrando sus jugosas bolas.


   Diego se levantó muy rápido, observó a Nick lamentarse por su dolor testícular y dirigió al público una mirada desquiciada, luego se lanzó sobre Nick con una lluvia de golpes.


   —¡Te voy a matar, lamentarás haber nacido! —gritaba como un loco Diego mientras entregaba sobre el mallugado cuerpo de Nick violentos golpes. Nick intentaba que Diego abriera las piernas y se expusiera. Sin embargo, Diego se había convertido en un lunático y lo estaba azotando con sus puñetazos, primero eran sobre cualquier parte del cuerpo y después directamente en la cabeza. Por un instante Nick pudo reaccionar y se zafo de Diego arrojándolo lejos de él.


   Se puso de pie en un salto y Diego también con su cuerpo dominado por la adrenalina pura. El público estaba enloquecido gritando.


   Diego dio una patada en la cabeza de Nick, el hombre se derrumbó. El contrincante enloquecido pisó fuertemente varias partes del cuerpo del capitan del club Rubi que ya parecía derrotado. Extendió las grandes piernas del hombre donde sus bolas se marcaron en su calzoncillo, entonces Diego las pisó con su gran bota. Nick gritó y se rindió dentro de su mundo de dolor.


   El comentarista decretó las palabras que más hirieron los oídos de Adalberto:


   «De esta manera el Club Zafiro obtiene la victoria y consigue humillar al Club Rubí por segunda semana consecutiva. Tenemos al ganador del mes de enero Zafiro dejando en peligro de eliminación en febrero al Club Rubí, amigos se tienen que recuperar sino les diremos adios, ¡buenos para nada! Jajaja. El equipo Zafiro se queda con el Cinturón de Honor, no sólo una semana sino un mes más».


   —Detesto que mi mejor hombre tenga las putas bolas de cristal —comunicó Adalberto con rencor en la voz.

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   —Vamos a buscarlo está allá acurrucado lamentandose —dijo Sergio levantandose de su silla.


   —¡No! —negó Adalberto rotundamente—. Nos vamos a parar y nos vamos a ir, dejaremos a ese webon ahí.


   Por otro lado el Club Zafiro estaba radiante de felicidad humillando a más no poder a sus rivales, celebrando el camino de la victoria con la posible eliminación del Club el próximo mes.


Diego mostraba al público con orgullo el Cinturón de Honor mientras el comentarista realizaba una invitación:


   «La cita es para el próxima miércoles con la lucha millonaria. ¿Logrará Zafiro cerrar el mes con broche de oro…»


   —¡Claro que sí —decretaba con entusiasmo Cristóbal.


«… o, ¿a caso el Club Rubí podrá recuperar la poca dignidad que le queda y meterse en los bolsillos una cantidad que lo pueda hacer felices? Lo sabremos el siguiente miércoles».

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